miércoles, 12 de febrero de 2014

Amor fraterno III



Una de las cosas más hermosas que podemos regalar y que hacen iluminarse la cara de la gente es una sonrisa, que además es gratis y hace mucho bien a la salud del cuerpo y del alma. Empecemos este día con la intención de sonreír más y de alegrar la vida a los demás. Escuchemos este poema.


Un sonrisa cuesta poco, pero vale mucho. Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece. 
Dura sólo un instante y su recuerdo, a veces, perdura toda la vida. No hay nadie tan rico que  no la necesite y nadie tan pobre que no la pueda dar.
 Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los negocios y es contraseña de los amigos.
 Es descanso para el cansado, luz para el desolado, sol para el triste y antídoto para los problemas.
 No se puede comprar ni pedir prestada, tomarla o robarla, sirve sólo como regalo. 
Y nadie necesita tanto de una sonrisa como quien se olvidó de sonreír.
 Sonríe siempre porque la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y lo mejor que podemos dar. 
Y si con las prisas me olvido de darte una sonrisa, discúlpame: ¿tendrías la bondad de darme una de las tuyas?.
 Porque la sonrisa es la mejor cédula de identidad que tenemos para caminar en la vida.

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